Mima a tus mitocondria
No será una crema carísima la que le dé un aspecto radiante y juvenil a tu piel. Tampoco será ese cuarto café el que te permita llegar a la cena con buen humor. Ni siquiera será ese “súper-alimento” amazónico el que logrará que saltes de la cama con ganas de comerte el mundo. No. Pero un rendimiento mitocondrial óptimo, sí.